Casa Casal Comidas

Camiño Grande, Igrexafeita, 1954

No ano 1954 Manuel Casal e María Pico (pai e nai de Marisa), abriron en Igrexafeita un negocio que foi taberna, ultramarinos e onde se podía mercar "de todo". Fai máis de 20 anos, cando Manuel e María se xubilaron, Marisa e a irmá Chicha tomaron as rendas do negocio.
Na Casa Casal podíanse degustar menús variados, comida e postres caseiros, e como di a propia Marisa "comida obreira, boa e abundante".
Un lugar de encontro de xente traballadora, do carbón, da madeira, da ruta... que facía da Casa Casal o bar de xantares máis concurrido da contorna.

Marisa Casal Pico fálanos da historia deste negocio.
Na imaxe unha celebración da festa do Biscordel no Bar Casal.



Casa Casal pechou en novembro do ano 2021. Chano Eiroa escribe un emotivo relato adicado a este histórico establecemento.
O relato comeza así:
"El curso medio del Castro es breve en este valle llamado de Narahío, que parece totalmente cerrado entre unos montes que se elevan infranqueables. Era un día invernal, frío y húmedo en la orilla del río, un aire apelmazado e inmóvil. La angostura del cauce, tras dejar atrás O Castelo hacía un buen rato, se vuelve claustrofóbica, y si no fuera porque el mapa dice que el río nace bastante más arriba, parecería que el curso fluvial fuese a desaparecer. En el área recreativa do Pozo de Lamas parecía necesario ganar cielo abierto subiendo al downtown de Igrexafeita, aunque por el camino la subida impenitente me iba quitando las ganas de salir a respirar.
Arriba, la sensación era muy parecida a cuando subes a la azotea de un edificio en un día ventoso. Al principio las vistas abiertas y el aire en la cara te hacen sentir a gusto, incluso con una falsa sensación de libertad ya que realmente la única alternativa es saltar al vacío. Cuando pasan unos pocos minutos, un irrefrenable instinto de ponerte a cubierto sacude tu cuerpo.
Este instinto ya no puede ser satisfecho en el centro de Igrexafeita totalmente abandonado en estos tiempos modernos. Al lado de la “Iglesia recién hecha” o restaurada y perfectamente cuidada, un rosario de casas abandonas, cerradas y hasta medio caídas, le daban un aspecto espectral, como si un holocausto hubiera sacudido la zona. Y así es, aunque no mate a la gente de golpe. La mata, a la gente que se queda, lentamente, de tristeza. Es la pandemia del rural, sin remedio a corto plazo.
Empecé a caminar carretera abajo como huyendo de esa desdicha, hasta que a lo lejos vislumbré el humo de una chimenea. Era una aislada y vetusta casa de piedra, al pie de un amplio desmonte que servía de aparcamiento. Un letrero de la cerveza Estrella Galicia indicaba el nombre de una taberna: Casa Casal".
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